martes, 12 de agosto de 2014

Escuela de Escalada y Montañismo



Dentro del espectro de las actividades que conocemos como deportes, a los practicantes por lo general se los denomina corredores o jugadores, en los deportes de montaña no caben estos nombres ya que no se trata de una carrera ni mucho menos de un juego. El equipo de practicantes en estas acciones, además de sus prestaciones motrices que lo unen a los demás deportistas, debe resolver casi siempre en completo aislamiento todos los aspectos de su progresión a través de un terreno hostil e inhóspito tales como logística, táctica, gestión del riesgo, alimentación, pernocte y un extenso etcétera, por ello la preparación ha de ser diferente, comprendiendo un proceso de entrenamiento metódico, intenso y especifico, y un mucho más severo proceso de aprendizaje de las variadas habilidades y capacidades que necesita para un desempeño competente y aun así no obtendrá la certeza de alcanzar sus objetivos, ni siquiera de poder volver a intentarlos ya que abandonar en esos escenarios es una tarea dificultosa y de altísimo riesgo.

Debido a la particular complejidad de estas disciplinas es posible afirmar que el desarrollo de “salidas” y “excursiones” guiadas no pueden ser consideradas como actividades formativas, aportan si, ciertos estímulos psicofísicos y conocimientos elementales del entorno pero carecen de sentido docente en su programación, y su naturaleza intrínseca a las expectativas de los participantes está vinculada a lo vivencial, recreacional y turístico, por ello están mejor gestionadas por las agencias de turismo activo que por otras entidades supuestamente “deportivas”.

Trabajamos con dedicación, debido sobre todo a nuestras limitaciones, en la construcción incesante de la Escuela de Escalada y Montañismo de AGS, a través de la cual queremos difundir las actividades con una orientación deportiva y amateur. Asumiendo lo dicho anteriormente, debemos proporcionar un ámbito adecuado para que los interesados, con expectativas diversas, encuentren un camino lógico y amplio de aprendizaje sustentado en aspectos metódicos y didácticos medibles y comparables a fin de poder evaluar su pertinencia y necesidades de crecimiento y desarrollo sin que por ello esté despojada de mística y pasión, elementos que le dan sentido y estilo caracterizando una actitud y una conducta.

sábado, 8 de junio de 2013

LEY NACIONAL PARA LOS GUIAS DE MONTAÑA.



Hoy hemos recibido muchos comentarios respecto de la iniciativa de una Ley nacional para los guías de montaña, una regulación a ese nivel viene a jerarquizar un poco más esa profesión. Como se generan tantos rumores y conclusiones de todo tipo voy a expresar una opinión desde el punto de vista de un dirigente deportivo, amante y ferviente promotor del alpinismo sin guías, deportivo y amateur.
Lo delicado para quienes aspiramos al libre acceso a las montañas y vías de escalada son los derrames laterales de estas leyes cuando en el afán paternalista de los gobernantes y la avidez de cautivar un mercado de algunos comerciantes del ambiente de montaña, tratan de imponer la obligatoriedad de contratación de guías para acceder a la montaña y no es un problema económico, es un asunto ético, la presencia de un guía a cargo de una actividad de montaña es la línea que define el límite entre lo deportivo y lo turístico recreativo.
De ninguna manera me parece lógico oponerse al legitimo ejercicio del trabajo de los guías, es más, son ellos mejor que los clubes, quienes satisfacen las necesidades de muchas personas que desean conocer las montañas, tener algunas vivencias en apariencia extremas y que carecen de conocimientos, valor, intrepidez y otros atributos propios del autentico alpinista, atributos que sin duda tendrá sobradamente el guía, a quien contratan de manera directa o a través de empresas que les venden una experiencia inolvidable con una promesa de seguridad.
Ofreciendo salidas, invitando masivamente casi sin requisitos a las personas, algunos clubes convencidos que esta es una forma de difundir las actividades y justificar desde lo cuantitativo la existencia de la institución comienzan a cumplir la misma función que una agencia de aventura, además esto crea las condiciones para justificar la contratación de guías o crear una estructura interna que viene a ser lo mismo aunque no tan profesionalizada. Así crece un circulo vicioso que impide a las personas tener una visión clara del escenario de esta actividad ya que estas propuestas no son propiamente deportivas y alguno se imagina que si porque nacen de un club.
He aquí un tema que me parece importante para discutir y tener presente a la hora de proyectar actividades, a mi entender un club de montaña debería concentrarse en crear ámbitos para el entrenamiento y la capacitación de sus socios o publico allegado, promoviendo las escaladas y expediciones de grupos autónomos e independientes, asumiendo que correrán riesgos y enfrentarán peligros. Tener la claridad y honestidad de aceptar públicamente que el peligro y los riesgos están presentes en estas disciplinas y que no existe ningún procedimiento cien por ciento fiable para llevarlas a cabo y que asumirlos y superarlos es la única manera de avanzar en estas disciplinas, permitirá crear una estructura institucional basada en el merito y el rendimiento deportivo consolidando el crecimiento con la convicción que estas disciplinas probablemente nunca alcancen la masividad de otros deportes y ni falta que les hace.
Si personas allegadas al club, que aun recibiendo entrenamiento y capacitación necesitan guías para sus salidas, están en su derecho de contratarlos aunque lo ideal, a los fines de una institución deportiva, es que el guía lo provea una empresa no ligada al club, restringir el guiado al ámbito de las empresas es una sana elección para preservar los valores de la escalada y el montañismo deportivo.
Si los clubes no cuidan este espacio, el del entrenamiento y la capacitación, dilapidando esfuerzos en la organización de salidas recreativas, vivenciales y masivas, compitiendo directa o solapadamente con las agencias de turismo aventura es muy probable que pierdan su esencia y tiendan a desaparecer reemplazados por compañías de guiado con mejor foco, financiamiento más sólido y menos complejos. Si dentro de los programas de los clubes permanece la salida guiada “presentada como una actividad deportiva” es el fin de ese club como tal, al menos de su rama de montaña y se convertirá en un tiempo perentorio en una agencia o desparecerá y si no miremos un poco lo que queda de algunos clubes.
Esto que he escrito está sujeto a ser discutido y será edificante su profundización, sobre todo porque estas palabras reflejan apenas algunas aristas de esta realidad que vive el mundo del montañismo y la escalada.  

Toni Rodriguez
Presidente Agreste Sur

miércoles, 30 de enero de 2013

EXPEDICIONARIOS !!!

Extensos, duros y exigentes recorridos, mínima asistencia y acción bajo cualquier condición ambiental. A diferencia de una competencia, una expedición se caracteriza por incluir incertidumbre, aislamiento, autosuficiencia y cooperación, condiciones que potencian el desafío y apoyan la superación personal.
Al no haber rivales a los cuales ganarle, ausencia de medios sofisticados de soporte y evacuación y no existir más reglamento que las leyes de la naturaleza y la ética de los participantes, las tensiones se enfocan en el recorrido y la superación de obstáculos y nos obliga a maximizar la atención, exigiendo una gestión conservadora de la seguridad debiendo resguardar un fondo energético para posibles emergencias. Este estado de alerta empuja naturalmente el trabajo en equipo comprometido y responsable, disminuyendo las fricciones del grupo, lo que permite compartir los recorridos de forma diferente, nos brinda la oportunidad de conocer un poco mejor a las personas y usar el poderoso instrumento de la comunicación. También el paisaje es descubierto sin los filtros del apuro y la ansiedad.
Las recompensas: aprendizaje, conocimiento de uno mismo y del medio. No es que nos disgusten las competencias, reconocemos su valor, aunque el estilo expedicionario nos parece más propio de una organización cuyo eje es la escalada, el montañismo y la aventura.
Trabajar en equipo, saber esperar y ser tolerante con los demás son parte de la experiencia, el dolor físico, sed, agotamiento, hambre y otras sensaciones aportan para hacerla imborrable. No será un paseo, en cada actividad contamos con el aporte de los participantes para convertir una simple jornada en un día memorable.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Deporte o turismo montañero.



Desde los primeros días de nuestra agrupación, surgió la necesidad de encontrar un camino para la difusión de las actividades, probamos muchos caminos, acertamos poco, nos equivocamos bastante y un poco aprendimos.
La palabra difundir está presente como misión en las actas constitutivas de clubes y asociaciones, y desde luego en nuestros deseos ya que consideramos muy edificantes las experiencias que derivan de la práctica del montañismo.
Entendimos que en algún sentido el alpinismo, pasada la etapa de la exploración geográfica, se ha convertido en una actividad sin utilidad aparente, en la que un grupo de personas arriesga su vida y se somete voluntariamente a muchas privaciones en medio de extenuantes esfuerzos físicos, para conseguir solo un poco de satisfacción, unas fotos y un amplio abanico de sensaciones personales entre las que destacan; una elevada cuota de prestigio personal y sentimiento de gloria deportiva. 

Tal vez, buscando una justificación para darle un sentido más noble que el simple placer de vencer la dificultad, la incertidumbre y correr riesgos voluntariamente, los hombres allegados a las actividades de montaña, fueron creando un mensaje más compatible con los códigos mercantiles y pragmáticos, compartidos por el conjunto de la sociedad, que acepta casi como un mandato que todo cuanto hace el hombre debe generar utilidades lucrativas.

La experiencia nos indica que la vocación de difundir puede ser llevada a la práctica con distintos sentidos:
Desde el individuo; dándole a conocer la actividad en si, como experiencia motriz y técnico-deportiva, enseñando su arte, técnica, espíritu, estrategia o
Con la perspectiva del medio, acercando las personas al ambiente de montaña, promoviendo y facilitando visitas a lugares montañosos y/o salvajes.
Inclinarse por uno no implica el abandono completo del otro pero son casi incompatibles en gran medida.

En un tiempo se fortaleció la idea de acercar las personas al ambiente montañoso, contribuyendo al desarrollo de infraestructura en ciertos lugares, concurriendo masivamente a esquiar, caminar o escalar, lo que encontró una noble justificación económica, y fue, sobre todo, cuando ski y montañismo eran más o menos la misma cosa. Estas ideas están presentes en nuestros días, aun cuando existe, como producto de la evolución, una multiplicación y segmentación muy clara de las actividades, estilos, especialidades e incumbencias.

Este planteo de difusión del ambiente llevó a algunos clubes a convertirse en pseudo agencias de turismo, organizadores de salidas masivas, realizando gran parte de su actividad en grandes grupos con poca o ninguna proyección cualitativa. Apoyando timidamente o evitando la realización de acciones comprometidas por parte de sus socios. Esta tendencia tal vez justificada en el aporte de los clubes al conjunto de la sociedad, cumpliendo antiguas promesas de desarrollo turístico y seguridad, confirman una definición de objetivos y foco que en la actualidad, estamos seguros, están mucho mejor implementadas por guías de montaña y agencias especializadas.

Siempre que las organizaciones de montaña tengan una finalidad deportiva queda la difusión del deporte en sí, las habilidades, la preparación física y táctica y el apoyo económico e institucional para los practicantes como objetivo y foco de la acción.
Estas tareas propias de cualquier entidad deportiva tienen que ser balanceadas en los aspectos cualitativos y cuantitativos, ambos importantes e insoslayables. Debe proporcionar recursos humanos y crear las condiciones materiales para el entrenamiento y capacitación de quienes se acercan a la institución, sustentar las actividades con honestidad en cuanto a los riesgos y peligros de estas especialidades, proporcionando formación y apoyo. No se puede evolucionar en este deporte siguiendo permanente a otros, un verdadero alpinista es quien va adelante, quien en plena libertad se arriesga responsablemente, toma decisiones que comprometen el cumplimento de su objetivo y suponen severas mermas en los niveles de seguridad habituales a la existencia urbana. Los clubes volcados al desarrollo deportivo necesitan crear un marco para la formación de nuevos alpinistas, y de nuevos instructores, basados en los conceptos de la proyección deportiva y el amateurismo, tarea que es trabajosa, y en la que es necesario poner el mayor empeño a fin de crear las escuelas de escalada y montañismo que son el ámbito donde mejor se aprende el deporte.  

Volcar la mayor parte de la energía y trabajo en los aspectos netamente deportivos de la actividad, servirá de norte para las acciones y esfuerzos institucionales, si imaginamos el producto deportivo final, tal vez escaladores deportivos, expedicionarios de altura o cualquier otra especialidad, podamos desarrollar un proyecto acorde a esos propósitos con sentido cualitativo, que de ninguna manera será la organización de salidas guiadas.

Los clubes necesitan reconquistar su lugar en el universo de las actividades de montaña dando impulso y motorizando el deporte permitirá dará un poco de claridad a los límites y alcance de las acciones de los clubes, cediendo a quienes se han preparado para ejercer las actividades turísticas de montaña, los guías y baqueanos las llamadas “salidas”. Concentrando los esfuerzos tras objetivos deportivos claros, se disputará desde una mejor posición las pretensiones de dominar y controlar, además de las actividades turísticas, el deporte de montaña de algunas organizaciones de guiado, cosa que no es consistente, posible ni lógica.

Son los dirigentes y referentes de los clubes quienes debemos elegir las especialidades y estilos ha incorporar e informar con honestidad el nivel de exigencia, exposición y riesgo de cada una de las especialidades comprendidas en lo que generalmente se denomina deporte de montaña. Teniendo claro que algunas, las más comprometidas y expuestas, las de alto contenido cualitativo son a la sazón las de mayor riesgo, hecho del que deriva, en parte, el prestigio de los deportistas de montaña.

Toni Rodriguez. 
Neuquén 12 de septiembre de 2012

viernes, 3 de agosto de 2012

Un día, un montañés ,,,,,,


Desde distintos ángulos se acusa insistentemente a los intereses comerciales por erosionar al alpinismo clásico, aunque dichos intereses en realidad encuentran un camino expedito en la falta de consistencia de muchos referentes de la actividad que incurren sistemáticamente en contradicciones que crean confusión y derivan incluso en decisiones institucionales recostadas sobre las imposiciones de esos intereses, poderosos pues cuentan con medios económicos y quizás culturalmente más aceptables, dejando de lado tradiciones y valores importantes.
Es evidente esta presión en la temática de encuentros y reuniones que se concentran en la seguridad física de las personas, imprudencias, conservación del paisaje y/o el ejercicio de la profesión del guía de montaña, dejando poco o nulo espacio a las pocas cosas que hacen al aficionado deportivo y amateur como la libertad de elegir los medios y el estilo con el que quiere ascender una montaña, el libre acceso a espacios cada vez más vedados y regulados, el respaldo institucional y/o los medios y procesos para su proyección deportiva. 
Es este escenario, quizá, el contexto evidente de la sepultura de una actividad que durante muchos años fue sinónimo de osadía, intrepidez, autonomía y valor, que permitió la exploración de lugares inhóspitos y remotos y contribuyó el conocimiento de nuevas e inimaginadas capacidades humanas, que trajo grandes logros y cobró también un alto costo en vidas y sufrimiento, como tantas cosas que hacen grandes a las personas y a las sociedades.
Con abundancia de medios y disponibilidad significativa de empleados, urbanizando las montañas para hacerlas más accesibles, las empresas y comunidades de guías están imponiendo un estilo de turismo confortable y seguro en escenarios fabulosos, antes accesibles solo a personas con atributos extraordinarios, trabajan arduamente para hacer seguro algo cuyo encanto es ser peligroso, de hacer confortable lo que era sacrificio y esfuerzo, de poner mucha gente allí donde reinaba la soledad y el asilamiento, de hacer previsible lo que era incierto, de matar lo imposible con medios materiales y humanos sin ningún otro limite que la rentabilidad. La actividad comercial que ha puesto precio a todo cuanto el hombre hace o siente, es sin dudas legítima aunque uno puede o no estar de acuerdo, pero lo que enciende un alerta es la intensión sistemática, de estas compañías de turismo outdoor, sus seguidores y promotores, de apoderarse del espacio, impulsando regulaciones y reglamentaciones, en fin, creando una nueva cultura montañera domesticada y funcional a la voluntad del mercado, arrebatando los emblemas que dieron prestigio a los pioneros para vendérselos a sus clientes y desplazando a quienes intentan una relación basada en otros paradigmas, en una escala de valores que es ajena a la veneración del resultado por sobre los medios.
Aun con un escenario tan desfavorable, en rincones remotos, fuera del stablishment, persiste un pensamiento marginal animado por sueños de grandes momentos, que es lo poco que se puede obtener del alpinismo, arriesgar sin tener en cuenta el resultado es disfrutar del camino, subir montañas  nada más que por esos motivos, intentar solo aquello que nos atrevamos a hacer por nuestras propias fuerzas, con los medios justos, los mínimos, puede parecer un despropósito, y para una cultura global, mercantilista y pragmática los es absolutamente.

El domingo 5 de agosto celebramos el día del montañés, el 27 de septiembre el día del turismo. Cada uno de nosotros en su intimidad sabe cuál es el suyo, felicidades si creés que el tuyo es el 5.

Toni Rodríguez