Hoy hemos recibido
muchos comentarios respecto de la iniciativa de una Ley nacional para los guías
de montaña, una regulación a ese nivel viene a jerarquizar un poco más esa
profesión. Como se generan tantos rumores y conclusiones de todo tipo voy a
expresar una opinión desde el punto de vista de un dirigente deportivo, amante
y ferviente promotor del alpinismo sin guías, deportivo y amateur.
Lo delicado para
quienes aspiramos al libre acceso a las montañas y vías de escalada son los
derrames laterales de estas leyes cuando en el afán paternalista de los
gobernantes y la avidez de cautivar un mercado de algunos comerciantes del
ambiente de montaña, tratan de imponer la obligatoriedad de contratación de
guías para acceder a la montaña y no es un problema económico, es un asunto
ético, la presencia de un guía a cargo de una actividad de montaña es la línea
que define el límite entre lo deportivo y lo turístico recreativo.
De ninguna manera me
parece lógico oponerse al legitimo ejercicio del trabajo de los guías, es más,
son ellos mejor que los clubes, quienes satisfacen las necesidades de muchas
personas que desean conocer las montañas, tener algunas vivencias en apariencia
extremas y que carecen de conocimientos, valor, intrepidez y otros atributos
propios del autentico alpinista, atributos que sin duda tendrá sobradamente el
guía, a quien contratan de manera directa o a través de empresas que les venden
una experiencia inolvidable con una promesa de seguridad.
Ofreciendo salidas,
invitando masivamente casi sin requisitos a las personas, algunos clubes
convencidos que esta es una forma de difundir las actividades y justificar
desde lo cuantitativo la existencia de la institución comienzan a cumplir la
misma función que una agencia de aventura, además esto crea las condiciones
para justificar la contratación de guías o crear una estructura interna que
viene a ser lo mismo aunque no tan profesionalizada. Así crece un circulo
vicioso que impide a las personas tener una visión clara del escenario de esta
actividad ya que estas propuestas no son propiamente deportivas y alguno se
imagina que si porque nacen de un club.
He aquí un tema que me
parece importante para discutir y tener presente a la hora de proyectar
actividades, a mi entender un club de montaña debería concentrarse en crear
ámbitos para el entrenamiento y la capacitación de sus socios o publico
allegado, promoviendo las escaladas y expediciones de grupos autónomos e
independientes, asumiendo que correrán riesgos y enfrentarán peligros. Tener la
claridad y honestidad de aceptar públicamente que el peligro y los riesgos están
presentes en estas disciplinas y que no existe ningún procedimiento cien por
ciento fiable para llevarlas a cabo y que asumirlos y superarlos es la única
manera de avanzar en estas disciplinas, permitirá crear una estructura institucional
basada en el merito y el rendimiento deportivo consolidando el crecimiento con
la convicción que estas disciplinas probablemente nunca alcancen la masividad
de otros deportes y ni falta que les hace.
Si personas allegadas
al club, que aun recibiendo entrenamiento y capacitación necesitan guías para
sus salidas, están en su derecho de contratarlos aunque lo ideal, a los fines
de una institución deportiva, es que el guía lo provea una empresa no ligada al
club, restringir el guiado al ámbito de las empresas es una sana elección para
preservar los valores de la escalada y el montañismo deportivo.
Si los clubes no cuidan
este espacio, el del entrenamiento y la capacitación, dilapidando esfuerzos en
la organización de salidas recreativas, vivenciales y masivas, compitiendo
directa o solapadamente con las agencias de turismo aventura es muy probable que
pierdan su esencia y tiendan a desaparecer reemplazados por compañías de guiado
con mejor foco, financiamiento más sólido y menos complejos. Si dentro de los
programas de los clubes permanece la salida guiada “presentada como una
actividad deportiva” es el fin de ese club como tal, al menos de su rama de
montaña y se convertirá en un tiempo perentorio en una agencia o desparecerá y
si no miremos un poco lo que queda de algunos clubes.
Esto que he escrito
está sujeto a ser discutido y será edificante su profundización, sobre todo
porque estas palabras reflejan apenas algunas aristas de esta realidad que vive
el mundo del montañismo y la escalada.
Toni Rodriguez
Presidente Agreste Sur