miércoles, 10 de junio de 2009

PASION AMATEUR

No podemos estar ajenos a la realidad que el contexto montañero de nuestro entorno, vive desde hace años una severa transformación, de aquellos tiempos de la actividad amateur, en los que solo buscábamos una cumbre, un paso difícil, conocer gente y/o lugares, queda muy poco. En esos días, antes de viajar a un monte llamábamos al Club Andino más cercano y allí no solo conseguíamos buena información, sino, que como pasaba muchas veces, alojamiento y amistad. Hace menos de un año llamé a un Club para conocer las condiciones de una ruta, y lo que conseguí fue el teléfono y la pagina web de un guía del lugar.

Hoy parece que el destino y proyección de los jóvenes que se suman a las actividades, no es otro que el de convertirse en guías de montaña, se está perdiendo el sentido de las actividades deportivas amateurs, incluso les pasa a algunos muchachos de esta nueva tendencia, que inscriben nuevas rutas en algunas montañas, solo porque no sabían que otros ya las habían conquistado tiempo atrás, motiva esto el desinterés por las tradiciones y el deprecio por los pioneros. No me parece bueno lo que ocurre, no contribuye a nada llenar las montañas de gente que llega allí por los mismos motivos que visitaría un casino o las playas de Hawai.

El trabajo de las compañías de turismo aventura ha convertido el montañismo en algo muy diferente a un deporte, y no es otra cosa que su trabajo, pero proponer que ese sea el único camino, es un asunto diferente, querer hacerlo a través de promociones y publicidades es su responsabilidad, pero trabajar para imponer regulaciones, como se intenta a menudo en estas latitudes, es algo definitivamente nefasto para el desarrollo de las actividades de los clubes, y en fin de los que aman este deporte más allá de las utilidades económicas, los que están cerca del conjunto de valores que definen al alpinismo clásico, deportivo y amateur.


Toni Rodriguez.


Las opiniones aqui vertidas solo representan la opinión de autor


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lunes, 1 de junio de 2009

Explosión mediática por cumbre en el Everest

Hace ya muchos años, que una compañía de turismo de aventura de los Himalayas, publicó una imagen con la foto de un hombre oriundo de Florida (USA) posando sobre la cumbre del monte Everest, con una lectura al pie que decía: “conoció la nieve en el campamento base”. Tiempo después de eso ocurrió la catástrofe del ‘96, conocida por los medios y por varios libros que relataron los terribles episodios que le costaron la vida a más de una decena de personas, entre ellos, los guías y propietarios de dos de las más grandes compañías del momento, Scott Fischer de Mountain Madness y Rob Hall de Adventure Consultants. En aquella tragedia perecieron los guías y los clientes. Las acciones de rescate, muy precarias a esa altura y la gran repercusión que tuvo en los medios especializados y también en los masivos, llegó a poner en duda la capacidad de los hombres para guiar a otros bajo circunstancias tan apremiantes. Pero el tiempo se hizo cargo de demostrar que muchos, al menos, lo seguirían intentando. Las empresas de montañismo comercial siguieron desarrollándose exitosamente en un mundo globalizado que tiene la posibilidad de ponerle precio a casi todo, incluso, a lo que antes eran hazañas para unos pocos.

Los logros personales, resultado del genuino esfuerzo, no pueden menospreciarse. Nadie, sin cualidades para el esfuerzo, sin constancia, sin capacidad de integrarse a un equipo, alcanzaría el éxito en una empresa como el ascenso a una montaña de mas de ocho mil metros. Tampoco lo haría alguien con todos esos atributos sin el marco logístico y material necesario para estar allí.

Las expediciones comerciales han creado un nuevo estilo, algo más parecido a una carrera de aventura que a una expedición. Sumándole conocimientos, medios y servicios, hacen parecer más accesible aquello que a sir Edmun Hilary y a Tenzing Norgay los dejó casi sin aliento. La montaña es la misma y las personas no hemos evolucionado casi nada desde el punto de vista motriz, desde aquel 29 de mayo de 1953. Si, han cambiado los equipos y la vestimenta, pero sobre todo las ideas, esta nueva tendencia que traslada una superabundancia de medios, desarrolla un conocimiento pormenorizado de cada metro de las rutas, asistidos por sistemas satelitales, de comunicación, información geográfica y meteorológica, valiéndose de la apertura de huellas, instalación de escaleras y cuerdas fijas realizadas por terceros contratados al efecto, todo para preparar el camino a los clientes de las empresas y desde luego para los pocos montañistas deportivos que en marcada minoría concurren a los objetivos más accesibles y a la vez más comercializados de los Himalayas.

Los sudamericanos en general, tenemos un papel muy marginal en el ochomilismo. Escasa tradición, menor inserción de las actividades de riesgo debido, en parte, al marco asistencialista y paternalista y por ultimo la escasez de recursos económicos, hacen que sean tan pocos los deportistas que concurran a esas lides. Es de destacar, desde luego, la brillante carrera deportiva del montañista de Iván Vallejo, ecuatoriano, que completó exitosamente el ascenso de las 14 montañas de más ocho mil metros que coronan al planeta, sin usar oxigeno envasado. Lo demás, muchos esfuerzos aislados. Es que una expedición al Himalaya lleva años de preparación, financiarlas es un trabajo que muchas veces necesita del esfuerzo colectivo de clubes y asociaciones, que involucrando a muchas personas realizan diversas tareas para alcanzar los objetivos económicos y desde luego, que el planteo logístico también resulta una dimensión importantísima que le otorga sentido a una expedición como una fracción organizada, sintetizando el esfuerzo, la unidad y dándole sentido a las organizaciones intermedias que le dan origen. Claro, esto puede ser sin lugar a dudas el “paleo montañismo”, acomodado bajo el polvo de los mismos armarios en los que están las ideologías políticas, algunos valores, los próceres, y unas cuantas cosas más que el mercantilismo global nos está arrebatando. Apagados pero no extinguidos, estos valores, la ética de hacerlo con los menores medios, nos enseñan que el estilo define la manera de conseguir los objetivos. El camino, hace la diferencia de un logro. Esto, aunque parezca anónimo porque no tiene efecto mediático, lo vivimos intensamente los amantes del montañismo, cuando los sanjuaninos Alfredo Cevallos y Federico Sacchi, ambos del Club Andino Mercedario, alcanzaron el 4 de octubre de 2007 la cumbre principal del Shisha Pangma (8.046 m.s.n.m.) por una ruta de gran dificultad en estilo alpino, el hecho más relevante del himalayismo argentino y un destacado logro internacional.

En este mes, la segunda mujer Argentina en alcanzar una cumbre de más de ocho mil metros después de Nancy Silvestrini, quien en el descenso de la cumbre del Hidden Peak, o "G1" (8.068 m.s.n.m.) perdió la vida en una caída, ha sido a la vez, la primera en la cumbre del Everest.

Esto ha generado una merecida explosión mediática. Como no celebrarlo? si es algo que tantas otras han imaginado y otros tantos hombres lo han soñado. El ascenso de Mercedes Tety Sahores es un punto álgido en las actividades de montaña, es un logro personal sin precedentes, que tal vez marcará el camino de aquí en más. En sus comentarios transparentes, genuinos y sinceros, describe las características de una expedición comercial, la opción que ella ha elegido. No sabia que sería la primer mujer argentina en alcanzar esa cumbre, ni cuantas otras habían intentado las cumbres de más de ocho mil metros antes que ella, ni que el oxigeno envasado no es imprescindible desde que Reinhold Messner lo probó hace varias décadas y cabe aclarar que no es por desprecio que no supo esas cosas, es que el estilo comercial está en una faz diferente que las tradiciones, pragmático y practico en la búsqueda de los objetivos, se basa en la técnica refinada y en el uso masivo de medios materiales. Sus relatos verifican cuanto prometen las empresas de guiado, al leerlos la ruta normal del Everest ya no parece tan intimidante como lo describe Jon Krakauer en su libro, quizás por contar con el soporte de la poderosa y costosa estructura de la compañía Patagonian Brothers, poderosa sobre todo en la capacidad indiscutida de sus guías y propietarios, Damián y Willie Benegas, y en su impecable logística, lo que genera grandes posibilidades de conseguir ascender hasta la cumbre del mundo sin mayores inconvenientes. Del mismo modo que otras corporaciones comerciales en sus paginas de Internet, nos auguran ascensos seguros, confortables, ambiental y culturalmente sostenibles, con muy poco espacio para la incertidumbre y la improvisación, elementos tan comunes al montañismo de todos los tiempos.

No podemos estar ajenos a la satisfacción, no es mi intención poner en duda el valor personal de este esfuerzo magnifico. Si tengo, la intención de alertar sobre el debilitamiento del estilo, la perdida de los objetivos deportivos más hondos del montañismo, en un medio en el cual se imponen asuntos materiales de manera tan marcada, el distanciamiento de las tradiciones que son las contribuciones de los pioneros, y nos sirven para establecer la ética del montañismo deportivo. Desde mi función de dirigente deportivo, debo alentar al crecimiento e institucionalización del deporte como herramienta para conseguir los objetivos, para incorporar a los miles de jóvenes dispuestos al sacrificio, con motivación y entusiasmo para transitar el largo y duro camino para convertirse en expedicionarios competentes no profesionalizados, desarrollar las acciones con sus medios y capacidades exclusivamente, por el solo placer de enfrentar la adversidad y sabiendo que es esa voluntad lo que hace grande al hombre de montaña.

Felicitaciones a Mercedes por su logro y por la transparencia y sinceridad de cuanto a dicho, alcanzó sus objetivos a velocidad estelar y tiene un gran futuro.

Toni Rodríguez

Presidente Agreste Sur

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